¡Buenas las tienen!
El 2016 ha sido un año de reconocimientos a mi
persona. Cosa de verdad agradable después de una vida de menosprecio y aislamiento
de parte de la gente que me rodea y dice (por lo menos) estimarme.
Y es que cada día que me despierto en las
mañanas, cada vez que reviso mis bolsillos, deseo fervientemente dejar todo
tirado y salir a vender aguacates, de seguro dan más dinero que eso que hago
desde que recuerdo. La situación es tal que llegué a pensar que no tengo
talento para el dibujo y que soy una persona detestable, ya que todos con los
que he trabajado en eso de los cómics, me han abandonado en el fango. Pero
bueno, desde pela’o decidí ser artista, cueste lo que cueste, y ése ha sido mi
camino desde entonces.
El primero.
En las nacientes semanas del año y por cuatro
meses y una semana, después de 21 años de andar por las carreteras del Rock n
Roll y escuchar en la cocina escena caleña el constante “no tocan un
culo”, “que banda tan mala”, después de renunciar a la música (para su más
ardiente alegría) debido a desplantes varios. Una canción de un sencillo auto
gestionado de dos canciones, saliendo de la nada, sin mánager, sin video, sin
payola, sin ningún tipo de apoyo, sin tocar un culo y siendo así de mala, entra
por 17 semanas en un listado de una emisora londinense de música moderna
colombiana llamada Viva Colombia Radio. Compitiendo contra el mainstrim del “rock” nacional, tales como Andrés
Cepeda, Atercipelados, Estados Alterados, La 33, Monsieur Periné y otros tantos.
Aunque no llegamos al número 1, si lo hicimos al 3, y duramos un mes en los 20
primeros puestos de las 100 canciones más escuchadas de la semana. En serio
llegué a pensar que me equivoqué de profesión, no debí ser dibujante, y mucho
menos de cómics, debí haber sido músico.
El Segundo.
El fin de semana pasado recibo el Premio Frank Miller a Mejor Autor Completo
en la hermosa ciudad de Pereira en el marco del Festival Internacional Comic Sin Fronteras en su versión 2016 por
la obra “LA LOMA DE LA CRUZ”, un cómic en el que me demoré 4 años en realizar.
¡Toda una sorpresa, en serio que no me lo
esperaba!
Este reconocimiento me da un nuevo aliento
para seguir adelante en eso que le da sentido a mi existencia, me hace sentir
que los años de sacrificio, de aprendizaje autodidacta, de una dedicación casi
obsesiva por algo que en Colombia no tiene cabida, de momento han valido la
pena.
Agradezco de todo corazón a la organización
del evento y a su gestor Nelson Zuluaga por el detalle tan especial para con mi
trabajo, a Herika Alarcón por darme espacio en las clases de la Academia para
desplazarme hasta Pereira a recibir el reconocimiento y muy especialmente a mi
compañera Sandra Zapata quien me ha apoyado todos estos años y me prestó el
dinero para poder ir a recibirlo. Fue un fin de semana maravilloso.
MUCHAS
GRACIAS.