martes, 25 de octubre de 2016

LETTER TO HOLLYWOOD

Esta es una idea que le lanzo a uno de esos directores de cine de Hollywood, sí a ellos, que saben cómo se hace una película exitosa con todo el rigor de la industria cinematográfica, para mis coterráneos no, porque ellos se las dan de muy intelectualoides y pretenden romper los paradigmas del cine “comercial” creyéndose no sé quien, la verdad, porque los que hacen cine lo hacen para llegar a millones y ganar billones, ES ENTRETENIMIENTO y no es un medio para dárselas de filósofos con cámara, las Hermanas Wachowski lo lograron con Matrix una película de acción, pata y puño ventiado, o yéndonos más atrás, Geroge Lucas nos hizo viajar a las galaxias con samuráis, mercenarios, explosiones y plomo lacers a la lata, o más lejos aún cuando George Méliès se inventa la ficción en el cine invitándonos a la “máquina para soñar”.

La idea es la siguiente: ¿Por qué no hacen un film contando la vida de un deportista colombiano y su ambición de llegar a los Juegos Olímpicos? No tanto cuantas medallas se ganen, que se las han ganado, con su esfuerzo, con su propio sudor y sangre, y que han tenido que luchar contra la guerra, contra el racismo y contra el estado, su propio gobierno, para poder asistir a las justas deportivas más importantes del mundo; cada una es una historia épica digna de ser contada.

La idea me viene a la cabeza después de ver una película sobre un esquiador olímpico llamado
“Eddie The Eagle”, que después de entrenar un año el salto de esquí participa en los juegos Olímpicos de Invierno en Canadá en el 88; en serio, aunque la película es muy buena, y tiene la siempre gratas actuaciones de Hugh Jackman y Christopher Walken, no se compara en nada con las aventuras de cualquiera de nuestros atletas en su feroz lucha por llegar a las justas.

Por poner dos ejemplos. De por sí el boxeo es un deporte duro, tienes que aguantar totazos en toda tu integridad física y parte de eso los totazos, más dolorosos aún, de la vida. Se imaginan  un filme de la vida de Yuberjén Martínez, ese que se dio totazos con todo el planeta para poderse ganar una medalla de oro para darle una vivienda digna a su madre, extorción con la cual el gobierno colombiano lo presionaba para competir y ganar; ganó plata, lástima la casita. O la más “campeona”, la de Ingrit Valencia, que gana bronce, después de haber sido desplazada por la guerra de su natal Cauca, llega a Cali, de donde es otra vez desplazada, para ir a un tugurio en el Tolima y junto a su esposo en una casa de tablas y un piso de tierra, seguir entrenando para representar un país que la ha despreciado dos veces; a ambos les despreciaron la posibilidad de llevar a sus entrenadores y a sus preparadores físicos para poder llevar a la gobernadora del Valle y a sus familiares con gastos pagados una semana en Río 2016.

No solo ellos, la historia de Nairo, de Chávez, de los Para-Olímpicos, de Urrutia, Ibargüen, Pajón, en fin, la mina de oro es grande.

¿Se imaginan estos tenaces atletas actuados por actrices y actores de talla mundial? Yo sí, espero ustedes también.

¿O será que los colombianos solo tenemos derecho a ser narcos, criminales, marginados y brutalizados? 

Please gringos! Looking these stories, you'll become rich and win the Oscars!

domingo, 23 de octubre de 2016

DIBUJANDO UNA PÁGINA DE COMIC PART.1.

¡Hola amigas y amigos!

Comparto con ustedes el primer vídeo de una nueva serie en la que enseño los trucos del dibujo para cómics. Échenle una ojeadita y por favor, si les gusta recomiendenlo!!



ABRAZOS!

miércoles, 5 de octubre de 2016

ROCK N ROLL UNA HISTORIA DE LUCHA Y DERROTA PARTE 1.

Casete con la grabación de los primeros ensayos de la banda. Incluye la voz de la primera vocalista. 

Escribo esto como forma compartir con ustedes mi testimonio de vida dejando constancia de que se luchó, de Perseverancia. También escribo esto como una manera de hacer una reflexión de todos los años invertidos en ésta terquedad.

A finales de diciembre del año pasado renuncié a la música, a la banda de rock que empujé por tantos años y lo único que logré a lo largo de 22 años no fue más que rabias y frustración.

Desde niño soñé con ser dibujante, es una profesión a la cual le he consagrado mi vida. Para mí la música estaba en un tercer plano. No lo veía de manera fundamental hasta que me empezó a afectar.

Una noche de 1994, en las bancas del parque de Los Almendros, un barrio de clase emergente de la comuna 5 de Cali, nos reuníamos un numeroso grupo de adolescentes seguidores del Heavy Metal y el Punk quienes venían de diferentes puntos de la ciudad. Yo tenía 17 años. Resulta que tras la salida de la cantante de un grupo llamado “LA INSUMISIÓN”, Diego Fresneda (guitarra y voz) y Jorge Armando Rodríguez “El Mono” (batería) deciden invitarme a remplazar a Sandra Piedrahita, la cantante y quien puso el nombre a la banda.

Los ensayos se realizaban los domingos en la tarde en la casa de Diego en el barrio Leon XIII. El objetivo era ser una banda de garaje eternamente. Para ese entonces “NIRVANA” era el furor y estábamos directamente influenciados por ellos.

Yo no tenía ni idea de música, ni mucho menos de canto. Eso no impidió que lo intentara y posteriormente y gracias a que con nosotros ensayaba una banda de Thrash Metal, que para ese entonces se llamaban BETRAYER, había un bajo eléctrico. Diego en uno de los ensayos toma el bajo de los compañeros de ensayo y me lo cuelga, -“Ahora usted también es el bajista de la banda”.-me dice. En esa tarde él me estuvo enseñando donde presionar las cuerdas y cuantas veces percutirla para así ir sacando torpemente las notas requeridas para cada canción.

Repetíamos una y mil veces cada canción desde el principio. “Seguí la batería”, “no te adelantés”, “escuchá la guitarra”, “Te estás atrasando”. Así me enseñaron pacientemente cada canción y así me las fui aprendiendo poco a poco, primero una, luego la otra, y al mismo tiempo irme aprendiendo las letras de las canciones… “Te equivocaste. Comencemos otra vez desde el principio”.

Una noche, en una terraza de no recuerdo la casa de quien, toqué por primera vez al público.  Tocamos las cuatro canciones que teníamos ensayadas, recuerdo que tenía un bombillo pegado a la cara que me tenía encandilado y no me dejaba ver ¡y no se podía apagar porque quedábamos a oscuras y no podíamos ver donde hacer las notas! ¡Estaba nerviosísimo! Algo que no se me quitó nunca. Al terminar de tocar las cuatro canciones, la gente quedó con ganas de más y nos pedían otra (no habían muchas personas, eran solo un puñado) entonces el guitarrista improvisó unos riffs repetitivos y bien aletosos*. Se armó, entonces, el pogo. Ese riff fue el que después usé para componer “Gobierno Neonazi”.

Al terminar me sentí gloriosamente.

*Aletoso, sa Adjetivo. Perteneciente o relativo a lo aleta.
Aleta, adjetivo. Que llama la atención por su agresividad o rimbombancia. Masculino y femenino. Persona que se mantiene a la defensiva, en actitud colérica y agresiva.
Extraído de Caleño Sin Barreras. Pequeño diccionario integral del español en Cali. 2ª Edición.