Un día llegan a mi casa unas señoras que hacen
encuestas para El Departamento Administrativo Nacional de
Estadística (DANE), una institución que en Colombia se encarga de hacerle encuestas al gobierno para ver cómo le va. Como me obliga la
ley, debo atenderlas y decirles nada más que la verdad y toda la verdad a cada
una de sus preguntas para que el gobierno sepa cómo es mi estilo de vida, que si tengo baño,
uno, dos, o más, que si mi apartamento tiene paredes, o si tengo computador, o si estudié en la universidad…
Cuando me pregunta si tengo empleo, le
contesto que no. En mí opinión tener un empleo es que una empresa te contrate,
que firmes un contrato laboral con ella y, por consiguiente, recibas un salario y prestaciones sociales, cumplas horarios, etc.
Obviamente conteste que “No, no tengo empleo, soy desempleado”.
Cuando llegamos en las encuestas al tema de mis
estudios, le cuento que estudié artes plásticas en una institución de educación
no formal y que tengo un cartón del SENA como dibujante creativo. La encuestadora
me pregunta: -“¿entonces usted pinta cuadros?”- a lo que le contesto: “Sí,
ocasionalmente”. De inmediato regresa a la sección relacionada con mi empleo y
me borra de la casilla “desempleado”. Le intento aclarar entonces, que esos
cuadros no los vendo y que los hago por gusto y no por negocio y que no recibo ningún
beneficio económico por ellos. La encuestadora me contesta diciendo: “Si pinta
cuadros no eres desempleado”.
Y así, niñas y niños, como por arte de magia (o
de estadística), deje de ser desempleado y me convertí en… en… eemm…
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