Recuerdo una noche cuando era adolescente,
tendría 14 o 16 años, con mis amigos del Parche[1],
no recuerdo muy bien en donde, solo que estábamos al lado de un potrero (tal
vez en las inmediaciones de la carrilera a la altura del barrio Alfonso López;
en Cali, por supuesto) cuando “El Mono” sentencia: “-Metalero (Metalheads) que
no escuche LA PESTILENCIA no es Metalero.” Y es que el concierto de LA PESTE
del pasado sábado 5 de noviembre me trajo demasiadas reminiscencias de mis
locos años juveniles.
Para nosotros, en aquél entonces, LA
PESTILENCIA ya era una banda de culto junto a Masacre y Kraken, y nos sabíamos
todos sus temas de sus dos primeros trabajos “Muerte Un Compromiso de Todos” y “Las
Nuevas Aventuras de La Pestilencia”. Canciones como “Olé” precursora del
Movimiento Anti-taurino (por lo menos en Cali), “Soldado Mutilado”, “Fango”, “Voten
Por Mí”, “Ciencia de la Autodestrucción”, canciones que describen la realidad
nacional y que lastimosamente siguen vigentes; y por sobretodo “Vive Tu Vida”,
todo un himno de una generación de jóvenes inconformes con un futuro trazado
por la sociedad.
En este 2016 LA PESTE está cumpliendo 30 años
de trayectoria musical y los ha celebrado a lo largo y ancho del país, en Nueva
York y Ecuador. El pasado 5 de noviembre el turno fue para sus fieles
seguidores vallecaucanos en Yumbo, la capital industrial de Colombia, en la
sede del Sindicato Único de Trabajadores de Materiales de Construcción en el
marco del festival PAZIFICO ROCK, organizado por el Colectivo Balto y Cultura
Rock Yumbo.
¿NO SABE EN DONDE ES EL TOQUE[2]?
SIGA AL MECHUDO DE CAMISETA NEGRA.
Después de salir del Camello[3]
a las 5 de la tarde pasaditas, y dudar si ir o no por unos minutos (la adultez
que lo va volviendo a uno perezoso y tarado), me vi montado en un “Yumbeño[4]”
rumbo a ni idea donde en una ciudad vecina a la mía, cercana pero casi
desconocida. La única indicación que tenía de la dirección era: “bájese en la
quinta con novena y de allí camina dos cuadras”.
Al bajarme poco después de dicha esquina,
después de abrirme paso entre el muro de carne humana transportada y prensada
al vacio dentro del pequeño transporte colectivo intermunicipal, me dirigí a la
esquina indicada, mire a ambos lados tratando de adivinar para donde aumentaban
o disminuía la nomenclatura cuando diviso a tres punkeros que caminaban por la
acera del frente. Me dije: “-¡Aleluya! ¡Llegué al concierto!”-; los seguí y
cómo era de esperarse me llevaron al lugar del rito.
Cuando era muchacho no existían las “Redes
Sociales” ni mucho menos Internet era algo masificado, por lo menos no en
Colombia. Toda información sobre espectáculos rockeros se difundían de voz a
voz, los “Flyers” volaban de mano en mano. Muchas veces no hacía falta conocer
la dirección exacta, simplemente saber la ruta del bus urbano que te llevará,
ni siquiera donde bajarte, tal vez con saber el nombre del barrio bastaba. De
lo único que debías estar pendiente era de si en el mismo bus en el que viajabas
había otro metalero como tú y bajarte donde él se baja y seguirlo hasta sentir el
dulce aroma a marihuana, cigarrillo y vomito a dos o tres cuadras de distancia;
al sentir ese olor decías “ya llegué” y la adrenalina empezaba a subirte por la
medula espinal. ¡Muy buen augurio de lo que se venía!
“CUANDO LE PARTIERON LA PIERNA A JUANCHO”.
Juiciosito, como buen adulto que se precia de
tener alguna fuente de ingreso, lo primero que hago es comprarme dos latas de
cerveza, una para “Richi” (bajista de la banda “EL ULTIMO REkURSO”) y la otra para
mí, y luego comprar la entrada. Charlamos. Richi se va a prepararse para su
presentación yo me quedo fuera esperando el momento de entrar y esperando a
viejos amigos del parche quienes tampoco tenían idea de donde era el concierto.
Listo, llegaron mis amigos, en esas pillo a Gustavo,
el ingeniero de sonido que siempre ha acompañado a LA PESTILENCIA y esta vez no
es la excepción, “¡¿Qué más, hombre?! ¡Años sin verte!” –“sízas” –respondo:
“desde el concierto de NAPALM DEATH en Medellin”. ¡¡Ufff!! ¡Qué nochecita esa!- me dice. Hablamos de su
oficio, de lo que ha estado haciendo y de cómo está el sonido para el toque. Se
entra porque ya le toca a LA PESTE.
Era tarde y teníamos hambre, entonces nos
fuimos a buscar “Fritanga[5]”.
Cuando volteamos la esquina se estaban bajando de sus vehículos LA PESTILENCIA.
Obviamente nos acercamos a saludarlos. Nos saludamos como si nos hubiéramos
visto hace unos días, fue hermoso, estaban felices de que estuviéramos ahí. La
Gusana les pide una foto y le pregunta a Dilson Díaz: -“¿Sí te acordás de
nosotros? Univalle[6] 97”- a
lo que Dilson responde: -“¡CLARO, HOMBRE! cuando le rompieron la pierna a
Juancho”-. (Fue en un partido de futbol, no vayan a pensar mal) Nos reímos a
carcajadas. Juancho era el Bajista de la banda en aquella época. Foto. ¿Qué. Van a entrar? – Todavía
no. Vamos a comer y ya venimos. - Igual nosotros.
¡ARRANCA TREMENDO TOQUE!
Tenía unas punzantes ganas de orinar producto
de la excesiva ingesta de cerveza y ginebra gracias a unos chicos que me
adoptaron cual perrito perdido toda la noche mientras llegaban mis amigos. Me
cuidaron muy bien ¡hasta asesorías legales me dieron! Al salir del baño ya LA
PESTILENCIA estaba en la tarima. Le dice al público que hicieron quitar las
vallas de protección para estar más cerca pero que con mucho cuidado no se
agolparan en la tarima que la podían tumbar “Cuidémonos muchachos” suplicaba
Dilson Díaz entes de empezar el show.
Y arranca tremendo toque. Como siempre con
“Ciencia de la Auto Destrucción”. Empieza el paroxismo característico de sus
conciertos. Nadie se queda inmóvil. El pogo empieza de inmediato y dura todo el
concierto sin descanso.
A pesar del inmenso calor en el recinto todos
nos apiñábamos en una danza infernal. Sudor. Brazos en alto con el puño
serrado. Brincos. Arengas y gritos. Abrazos. Si nos caíamos nos paraban, sin
peleas, las chicas también pogueando. Entre los asistentes más veteranos nos
preguntábamos desde hace cuanto tiempo no se veía un concierto con esa energía.
Todos acertábamos en decir: décadas. “Desde los 90’s no se veía un concierto
así”. Otra vez volvieron mis recuerdos felices cuando todos los toques eran
así. Fui feliz esa noche.
Se acaba el concierto, hago firmar el hermoso
CD de PRODUCTOS DESAPARECIDOS por Carlos, Marcelo y Gustavo (jajajajajajaa),
saludos, muestras de afecto, no hubo foto porque se me descargo la batería del
teléfono celular. Felicitamos a la nueva integrante, la Bajista Isabel
Valencia, quien hizo un trabajo impecable y vocalizo “La Verde Paz” en el Show.
DE REGRESO A CALI
Volvimos a la sucursal del plomo y después de
agobiar a mis acompañantes y al taxista con mi habladera jarta de borracho
eufórico, paramos en un Rumbeadero[7]
de salsa. ¡No! ¡Qué bajón! Nos fuimos de ahí y terminamos en BARBAS (Bar de
rock ubicado en la calle quinta (¡Me debés la cuña, Hector!)). Entonces
divisamos “la Escena” caleña. Momias de pié fuera de los bares, mustios,
pendientes de quien los mira y quién no.
Me hicieron recordar dos cosas más recientes.
Una noche, fuera del mismo bar, charlaba, si mal no recuerdo con Sergio
“SAGROS” y se me acerca un personaje que me dice: “A vos sí te saludo porque
distingo que sos un “Metalero Viejo”. ¡¡¿Qué?!! ¿Y es que tenemos 15 años que
andamos chicaneando[8] que
estamos escuchando Metal desde los 12 o los 3 años de vida? Uno a los 40 lo
único que le preocupa es levantar plata para pagar la infinidad de desudas,
responsabilidades y los que tienen hijos, ni se diga, como para uno andar
pensando en si un pendejo me saluda que porque soy un “Metalero Viejo”, un
“True”. Un “True”, uno de verdad, verdad, va a los conciertos y si tiene con
qué, paga la entrada y compra la música de las bandas y no anda chicaneando que
nació con un tatuaje de Metallica en una nalga. También recordé un post en el
Facebook (¡Zuckerberg me debés también!) que leí el otro día en el que una
chica deseaba tener 39 o 40 años para vivir lo que era un concierto de metal en
los 90’s. Su energía. Siento decírtelo, amiga, pero te lo perdiste. Fue el
pasado 5 de noviembre en Yumbo con LA PESTILENCIA, EL ULTIMO REkURSO,
RECISTENCIA AL OLVIDO, ZIGMA, KALIBRE 35, DEZAFORA2, LA PUS Y SNYPER TARGET.
…y es como decíamos en el parche: “Metalero
que no escuche LA PESTILENCIA no es Metalero.”
[1] Parche: masculino. Grupo de personas y/o amistades.
[2] Toque: Concierto, presentación musical.
[3] Camello: masculino. Empleo, oficio, trabajo. // Actividad complicada,
difícil o dura.
[4] Yumbeño: Ruta de transporte colectivo intermunicipal que conecta a
Cali con la ciudad de Yumbo. Gentilicio de los habitantes de Yumbo.
[5] Fritanga: nombre que se le da a una variedad de frituras y otras
comidas de alto contenido en grasa tales como: Empanadas, Marranitas,
Aborrajados, Chorizos, Papas Aborrajadas, Picadas, Salchipapas, Tostadas de
Plátano, Chicharrones, Morcillas y otros manjares.
[6] Univalle: abreviatura de la Universidad del Valle.
[7] Rumbeadero: Lugar en donde la gente va a bailar Salsa, Rumbear.
Generalmente una discoteca.
[8] Chicanear: verbo. Alardear, presumir, fanfarronear.
Algunas son de Caleño Sin Fronteras
pequeño diccionario integral del español en Cali y las otras son mías.
GALERÍA DE FOTOS
Excelente relato..... viva la Peste... banda y concierto del carajoooooooooo
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