Un vagabundo sin nombre, viaja perdido por un país en una guerra civil no declarada entre el partido Moderado en el poder y los Progresistas. Ahora en Megalópolis, la capital, se encuentra enfrentando a un grupo de Neonazis que pretenden asesinar al último indigente de la zona; sorpresivamente aparecieron una cuadrilla de soldados con la misión de no dejar a nadie con vida.
Buenas ¿Cómo me les va
vea?…
Hace una semana
larguita se murió una de las figuras más importantes del cómic mundial. Sí, sé
que es tarde para hablar del grandioso Stan “The Man” Lee y que ya se ha
hablado mucho, pero me parece relevante para mí y este espacio dedicarle unas
pocas letras.
No sería exagerado ni
oportunista decirles, mis queridos lectores, que hago cómics en gran medida
gracias a él. No tengo idea de cuantos cuadernos llené dibujando cómics del hombre
araña en mi niñez, y no es que leyera revistas del arácnido, ya que acá en
Colombia no se conseguían cómics Marvel en esos años (o no cerca de donde
vivía) si no por esa serie de televisión de “El Hombre Araña y sus Maravillosos Amigos” en la que él hacía la voz del narrador.
En mis años de bachillerato
encontré, en un quiosco en el paradero de la calle 5ª al lado del colegió Santa
Librada en donde estudiaba, que vendían “La Espada Salvaje de
Conan” con los magníficos trazos de Neal Adams, Ernie Chan, John Buscema, Barry
Windsor Smith y el grandioso Pablo Marcos que me hizo decidirme en esta locura
de dedicarme a la narrativa dibujada. Al conocer a Pablo Marcos en persona, y preguntarle
sobre cómo es hacer cómics en el Olimpo, me cuenta historias cómo que Stan Lee
lo defendió de las críticas del publico cuando él le cambió la apariencia del Conan
de Barry Windsor Smith a la suya, realizando a ese cholo enorme y ultra musculado que es
la imagen del cimeriano que hoy tenemos. Claro el editor y guionista de esas
revistas era Roy Thomas (la culpa también es tuya, oís) pero Stan era el editor
jefe.
Me identifico con Stan
porque él, en una época de su vida, sentía vergüenza de decir que hacía guiones para cómics (de ahí su seudónimo de "Stan Lee", él no se llamaba así). Yo hoy
siento esa misma vergüenza, con el agravante que yo sí uso mi nombre de pila (tal vez por eso, ahora que conozco personas nuevas doy mi segundo nombre y apellidos). Cuando la gente me pregunta qué hago digo que soy
profesor, y según la ocasión, me invento de qué, porque me avergüenza decir que
soy un artista, que ya tengo canas y aún sueño con hacer muñequitos y vivir de
eso, lo que me hace sentir cómo algún tipo de retrasado mental o algo así.
Es indudable que Stan Lee transformo la manera de hacer cómics,
se inventó el método Marvel, tanto en el dibujo cómo en lo narrativo, le dio los créditos
a los artistas y los hizo famosos, transformó la tradición heroica convirtiendo a los héroes en marginados (cómo Lumpen) (me encantaría escribir sobre el tema) y lo más importante, supo catalizar el
momento para conectar efectivamente con su público. Un genio.
Gracias Stan, por
tanta diversión e inspiración, te extrañaremos putamente.
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