jueves, 29 de noviembre de 2018

LUMPEN DISPOSABLES PÁG. 46

Un vagabundo sin nombre, viaja perdido por un país en una guerra civil no declarada entre el partido Moderado en el poder y los Progresistas. Ahora en Megalópolis, la capital, se encuentra enfrentando a un grupo de Neonazis que pretenden asesinar al último indigente de la zona; sorpresivamente aparecieron una cuadrilla de soldados con la misión de no dejar a nadie con vida. 

Mientras escribo estas líneas, la juventud colombiana sale a las calles a exigir el derecho a la educación, los acompañan los por siglos golpeados y siempre resistentes pueblos milenarios como dando el apoyo de los espíritus ancestrales de nuestras montañas, ríos y selvas, los acompañan la gente que exige no más impuestos a los pobres. Lo hacen muy decentemente, muy respetuosamente. Eso está bien. Los apoyo totalmente, no salí a la marcha porque en mi soledad sola de artista maldito no lo considero prudente, me vería cómo un infiltrado y sería presa fácil de los agentes del estado infiltrados en la movilización.

No les vengo a hablar sobre esta gloriosa marcha, sino de algo que vengo escuchando muy seguido desde el inicio de esta nefasta Narcodictadura (o sea el cuarto mandato de Uribe o lo que llaman gobierno Duque) y me duele y preocupa mucho. Escucho frases como: “si uno se queda sin trabajo mejor me pongo a robar”, “Para qué estudiar si igual a uno no le van a dar trabajo en ninguna parte (mejor me pongo a robar)”, Y la mejor (o peor): “Yo de ahora en adelante me voy a llevar por delante a todo el mundo, no me importa si es amigo o no, si es familia o no, lo importante soy yo y voy a ganar yo”.  Claro que la situación en estos últimos meses es poco alentadora y va a empeorar en los restantes 4 años, pero el egoísmo no es la respuesta.

Al contrario lo que hay que fortalecer es la solidaridad, generar economías alternativas que no paguen impuestos, fomentar el consumo de pequeños fabricantes, de esos vecinos que hacen cositas, comprarles y promocionarlos, de fomentar las cadenas de ahorro, hacer huertas comunitarias para resistir la crisis alimentaria que se avecina, fomentar el trueque y apoyar los pequeños campesinos y emprendimientos. En fin de ayudarnos los unos a los otros.

Si sedemos al egoísmo y nos volvemos ladrones y estafadores, justificaríamos a la dictadura su represión, les haces el juego a ellos para que su aparato policial y represivo aumente. Hay que demostrarles que la paz llegó y su aparato militar es obsoleto.

Solidaridad y resistencia, es el único camino. 

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